Dentro de las deficiencias auditivas, nos encontramos con
diversas clasificaciones en función de:
A) El
grado de pérdida auditiva.
B) La
localización de la alteración o lesión.
C) El
momento de aparición.
D) La
etiología.
E) Basadas
en criterios educativos.
§
Tipos según
el GRADO DE PÉRDIDA AUDITIVA
Para clasificar la pérdida auditiva según el grado o
intensidad, se sigue la clasificación del Bureau International de
Audiophologogie (B.I.A.P.):
- Audición normal: (umbral auditivo entre 0 – 20 dB) Oyen bien y no tienen
dificultades para percibir la palabra.
- Hipoacusia ligera: (20 – 40 dB) La mayoría de estas
pérdidas ligeras suelen estar provocadas por otitis y afectan a muchos niños en
los primeros años de su escolaridad. Pueden pasar desapercibidas. Los niños con
esta pérdida reconocen las palabras por vía auditiva aunque hay algunos fonemas
consonánticos que no los identifican con total nitidez, lo que puede provocar
algunas dificultades de articulación.
- Hipoacusia media: (40 – 70 dB; intensidad de una conversación
normal) Los niños con este grado de
pérdida auditiva necesitan que se eleve la voz para poder percibir el mensaje
con claridad. Si se les habla con voz baja o más allá de 1,5 m. no entienden bien.
Adquieren el lenguaje por vía auditiva aunque con dificultad. Son niños que
dicen oír pero no entender bien. Las dificultades aumentan a medida que la
pérdida se acerca a 70 dB.
- Hipoacusia severa: (70 – 90 dB) Tienen grandes
dificultades para entender las palabras. Con intensidad fuerte pueden percibirlas
de forma imprecisa. Si la pérdida se acerca a 90 dB muchos sonidos no los
perciben. Su habla suele ser monótona, poco inteligible y presentan un importante
retraso de lenguaje. El proceso de adquisición del mismo se ve muy afectado y
es precisa una intervención especializada de un logopeda para acceder a él.
Estos niños necesitan mirar a la boca para compensar lo que por vía auditiva y
a través de los audífonos no les llega con claridad, especialmente en
circunstancias acústicas no óptimas.
- Hipoacusia profunda: (+ 90 dB) Tan sólo perciben ruidos
muy intensos y algunos de ellos por el componente vibratorio. No pueden percibir
la palabra y no desarrollan lenguaje oral de forma natural. La detección
precoz, una ayuda protésica eficaz como es el implante coclear y el trabajo
educativo especializado con el niño y con la familia pueden llegar a paliar las
graves implicaciones de una deficiencia auditiva de este grado. Necesitan la
ayuda de códigos de comunicación viso- gestuales para acceder a toda la información.
Si la pérdida se da sólo en un
oído se dice que es unilateral, si
se da en los dos oídos se dice que es
bilateral.
§
Tipos según la LOCALIZACIÓN DE LA LESIÓN.
Las pérdidas auditivas se
clasifican según la parte del oído donde se encuentra la alteración o lesión.
- Hipoacusia de transmisión o de conducción
La lesión se sitúa en el oído externo o en el oído medio. Se
debe, generalmente, a una obstrucción del conducto auditivo por tapones,
otitis, o lesión en la cadena de huesecillos. Estas alteraciones suelen
producir, la mayoría de las veces, pérdidas
auditivas leves o medias; se oye menos pero no de forma distorsionada. Son pérdidas
transitorias y tienen tratamiento médico pero para ello es necesaria una
detección temprana.
Marchesi (1987) señala que cerca de un 20% de los niños en edad
escolar sufren este tipo de dificultad auditiva en algún momento de su
escolaridad.
- Hipoacusia neurosensorial o de percepción
La lesión se sitúa en el oído interno o en el nervio auditivo y
suele producir, la mayoría de las veces, pérdidas
auditivas graves. Se puede oír menos, poco o nada y hay distorsión en lo
que se percibe. Suelen ser permanentes. Según el grado de pérdida se recomienda
utilizar audífonos o realizar un implante coclear.
- Hipoacusia mixta
Combina las causas de las dos anteriores. Una vez solucionada la causa de la
pérdida conductiva, se podrá conocer la importancia o gravedad de la hipoacusia
neurosensorial o perceptiva y proceder a su paliación mediante una ayuda
protésica. Un niño con este tipo de pérdida auditiva puede tener dificultades
de experiencia tanto con el sonido como con la distorsión de este.
§ Tipos
según el MOMENTO DE APARICIÓN.
La adquisición del lenguaje en
niños con una deficiencia auditiva está condicionada notablemente por la edad
en la que se produce la lesión o alteración y por tanto, en el nivel de
competencia lingüística que había alcanzado el niño en ese momento.
Diferenciamos pues, dos tipos de deficiencias auditivas en función a este
criterio:
- Prelocutiva
Se produce antes de los tres años de edad. Tiene
repercusiones graves en el desarrollo del lenguaje del niño y en la
comunicación. Dentro de esta categoría diferenciamos otros dos tipos:
·
Congénita: es prenatal y está
relacionada con factores genéticos por lo que no se produce una adquisición del
lenguaje oral.
·
Adquirida: la pérdida auditiva se produce al final del primer año de edad por lo que el niño posee ciertas
nociones previas referidas al lenguaje.
- Postlocutiva
La pérdida
auditiva aparece después de la adquisición del habla. Los niños no presentan
dificultades en el desarrollo del lenguaje pero si presentan dificultades en el
desarrollo emocional y afectivo.
§
Tipos según la ETIOLOGÍA.
- Hereditarias genéticas:
·
Recesivas:
los padres son portadores de la enfermedad pero no son hipoacúsicos.
·
Dominantes:
constituye el 10% de las hipoacusias. Uno de los padres es portador del gen
afecto y es hipoacúsico.
- Adquiridas:
·
Prenatales:
algunas enfermedades de la madre durante el embarazo pueden ser causa de
hipoacusia, sobre todo entre la séptima y décima semana. Entre las más graves
está la rubeola, sarampión, varicela, alcoholismo, etc.
·
Neonatales:
puede ser acusado por un traumatismo durante el parto, anoxia neonatal,
prematuridad, ictericia (aumento de la bilirrubina en la sangre por
incompatibilidad del Rh)
·
Postnatales:
otitis y sus secuelas, fracturas del oído, afecciones del oído interno y nervio auditivo, intoxicaciones por
antibiótico, meningitis y encefalitis, tumores, etc.
§
Basadas en CRITERIOS EDUCATIVOS
Dentro del ámbito educativo
tradicionalmente se ha venido realizando la diferencia entre alumnos sordos y
alumnos hipoacúsicos porque las implicaciones, las necesidades y, por lo tanto,
el planteamiento son educativo muy distintos. En la actualidad es necesario
introducir un nuevo grupo dentro de esta clasificación, como son los alumnos
sordos con audición funcional.
A. Alumno sordo
El primer síntoma que les
caracteriza es la “mudez” al no poder desarrollar el lenguaje oral en contextos
naturales de interacción. Los audífonos les aportan una audición limitada y no
les permite entender el lenguaje oral ni controlar su propia articulación a
través de la vía auditiva. Esta audición residual no es funcional para adquirir
el lenguaje de forma natural y debe ser enseñado y reeducado con el apoyo
de la vía visual y del tacto. Son niños
visuales.
B. Alumno hipoacúsico
Un niño hipoacúsico oye pero tiene dificultades para entender
bien lo que se dice. Esta limitación varía según el grado de pérdida. Con
la ayuda de los audífonos y de las personas que están a su alrededor
desarrollan el lenguaje oral por vía auditiva. Necesitan el uso continuado de
los audífonos y, en determinadas circunstancias, recurrir a la labiolectura. La
vía visual les servirá de apoyo. Son niños
auditivos.
C. Alumno sordo con audición funcional
Estos niños son sordos, pero gracias
al implante coclear realizado a edades tempranas, pueden llegar a hacer un uso funcional de la
audición, lo que les permite desarrollar un lenguaje oral normalizado y
funcionar en contextos orales, al igual que los alumnos hipoacúsicos. La vía
visual les servirá de ayuda en determinadas circunstancias.
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