El pasado jueves 1 de diciembre, recibimos en el aula a dos
personas que, con una hora cada una, nos acercaron un poco a su trabajo con niños
que precisan una atención especial en lo que a su aprendizaje se refiere.
El primero en exponernos su labor diaria fue Jorge, un
profesor de música que trabaja en una escuela de Avilés. Quizás en este blog,
tiene especial interés la aportación de este maestro por su trabajo con niños
sordos. Algo tan vital como la música para los niños y su aprendizaje, puede
resultar una barrera e incluso puede provocar una negativa por parte del
docente que se encuentre con un niño con algún tipo de deficiencia auditiva en
el aula. Sin embargo, este hombre, en un corto plazo de tiempo, y mediante
diversas experiencias muy interesantes, nos ha enseñado no solamente que un
niño sordo no supone ningún tipo de impedimento en la tarea de llevar a cabo
una sesión de música, sino que esto que a priori puede parecer una limitación
en cuanto al desarrollo de la clase, puede suponer un reto increíble para el
profesor y una nueva forma de experimentar y trabajar con el sonido y sus
cualidades. Nos mostró además como un programa de musicoterapia puede ser
eficiente y útil en distintas discapacidades. Incluso en niños autistas, cuya capacidad
e interés comunicativo es algo limitado, la música puede suponer un nuevo vehículo
para establecer una conexión y una comunicación con ellos.
En definitiva, no solo nos mostró las cualidades de la música
en diversos aprendizajes y lo necesaria que es esta para el desarrollo de los
niños, sino que manifestó un profundo amor y respeto por la materia que imparte
y una gran vocación, además de un sano afán de superación. Valores que además
de muy envidiables, deberían ser un “credo” para todos aquellos que deseamos
dedicarnos a la enseñanza.
En la segunda parte de la charla, una logopeda que había
coincidido en el mismo centro con el profesor de música, nos expuso la,
lamentablemente, triste realidad de los centros en la actualidad, en los cuales
una serie de factores impiden que se desarrolle como debería la atención a la
diversidad que promueve y exige la Ley
Orgánica de Educación (2006) vigente. Uno de estos factores
es que los pedagogos, logopedas, etc., encargados de la ejecución de las medidas
que precisan niños que presenten algún tipo de necesidad educativa especial, se
encuentran en el último puesto en la cadena de decisión del centro en cuanto a horarios,
duración de las sesiones, etc. A esto se le suma la falta de personal en este ámbito
que presentan la gran mayoría de los centros por lo cual, una atención
individualizada del alumnos resulta realmente complicado. Pese a todos estos
inconvenientes, también mostró una gran vocación y gusto por ayudar a esos
alumnos que la sociedad actual se empeña en apartar y excluir.
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