miércoles, 23 de noviembre de 2011

Educación para la inclusión de alumnos sordos




La Declaración de Salamanca (UNESCO, 1994), propone que todos los alumnos tienen el derecho a desarrollarse de acuerdo a sus potencialidades y a desarrollar las competencias que les permitan participar en sociedad. Para alcanzar este objetivo, el sistema escolar tiene la responsabilidad de ofrecer una educación de calidad a todos los alumnos. Se pone de manifiesto el derecho al acceso a la educación, de calidad con igualdad de oportunidades.
Avanzar hacia la inclusión supone, por tanto, reducir las barreras de distinta índole que impiden o dificultan el acceso, la participación y el aprendizaje de calidad, con especial atención en los alumnos más vulnerables o desfavorecidos.

Modelos educativos ante la diversidad del alumnado sordo

La educación de los alumnos sordos gira en torno al debate sobre cuál es el modelo educativo más adecuado, tanto en lo que se refiere a la modalidad comunicativa, como al contexto educativo (centro ordinario vs centro especial).

Modalidad comunicativa

En función de ello, podríamos decir que existen dos tendencias bien diferenciadas:

  • Enfoques monolingües
Se reúnen aquí posiciones que consideran que lo más adecuado es enseñar a los niños sordos la lengua mayoritaria del entorno oyente (lengua hablada y escrita), tanto para establecer interacciones con los otros como para utilizarlo como instrumento de aprendizaje y de acceso a los contenidos escolares.

  • Enfoques bilingües
Plantean que, en el caso de los alumnos con graves pérdidas de audición, es imprescindible el empleo de la lengua de signos con fines comunicativos y educativos.

Estos planteamientos tienen aplicaciones y desarrollos muy diferentes según el contexto donde se desarrollen, pero todos coinciden en que es a través del trabajo con estas dos lenguas, como los alumnos sordos van a conseguir una educación más inclusiva”.

Contexto educativo


  • Algunos argumentan que la inclusión se pone en práctica cuando los alumnos sordos acuden a clases ordinarias o regulares con alumnos oyentes, y se les implica en todos los aspectos de la vida escolar.
  • Otros proponen que la inclusión sólo puede llevarse a cabo cuando la educación de los alumnos sordos se produce dentro de programas especializados y separados de los alumnos oyentes, ya que así se puede responder mejor a las necesidades de comunicación y lenguaje, socialización e identidad cultural que presentan.

Cada uno de estos contextos educativos presenta ventajas y limitaciones. En la actualidad, observamos la necesidad de nuevas alternativas que buscan armonizar los elementos ventajosos de ambos contextos bajo la perspectiva de concebir que la inclusión no es solamente un lugar, sino una actitud y un valor de profundo respeto por las diferencias y de compromiso con la tarea de no hacer de ellas obstáculos sino oportunidades.

Una educación de calidad para los alumnos sordos debe propiciar el acceso a los aprendizajes escolares en igualdad de condiciones a los compañeros oyentes.

En la actualidad ya hay escuelas que están intentando hacer realidad estas ideas en España. Se trata de escolarizar juntos niños sordos y oyentes, con la participación en el aula de dos profesores simultáneamente (considerados ambos tutores del grupo), uno de los cuales es competente en lengua de signos. Otra de las señas de identidad consiste en agrupar en el centro y en las aulas un número amplio de alumnado sordo.


Indicadores de inclusión para alumnos sordos

  • Promover actitudes positivas hacia la diversidad, en este caso concreto, hacia la sordera.
  • Desarrollar sistemas de comunicación compartidos y efectivos para establecer interacciones con su entorno social y para acceder a los contenidos curriculares.
  • Uso de la lengua de signos como herramienta de interacción comunicativa y como lengua de enseñanza.
  • Acceso al curriculum ordinario con las adecuaciones o adaptaciones que sean precisas.
  • Crear un entorno social y afectivo que favorezca el desarrollo armónico y ofrezca oportunidades para la interacción tanto con iguales como con adultos.
  • Acceso a la cultura de la Comunidad Sorda.
  • Formación del profesorado.
  • Implicación de la familia.



Aquí tenemos un ejemplo de una escuela inclusiva de la Comunidad de Madrid:

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